Día #7: Bajo Alentejo - Monsaraz - Embalse Alqueva - Serpa

Decimos adeus a Évora para despedirnos del Alentejo Central e ir camino del Bajo Alentejo. Campos de cereales, viñedos y olivares con el Guadiana como telón de fondo. Así podríamos describir esta zona del Alentejo. Una zona muy poco poblada, pero con mucha historia. Incluso con historia reciente, cómo os contaremos luego al hablaros del embalse de Alqueva.

Las carreteras son muy buenas, incluso las comarcales que estamos cogiendo para huir de autopistas y autovías (de pago también), y poder disfrutar de una conducción más pausada y tranquila y que nos está permitiendo gozar al máximo de todos los detalles.

Y por una de estas carreteras hemos ido parando en pequeñas poblaciones, donde cada una guardaba algún pequeño detalle: paisajista, artesanal, gastronómico...

Toda esta zona también está repleta de monumentos megaliticos. Hemos aprovechado para acercarnos a algunos de ellos. La verdad es que el entorno en el que se encuentran los hacen si cabe más bonitos.

Si en el Alentejo Norte, Marvao era el pueblo más destacado, el must; aquí la visita que nadie se debe perder es Monsaraz.

Aunque se trate de nuevo de un pequeño pueblo amurallado encaramado en una colina, con su caserio interior y su castillo en una de las esquinas, hay algo que le hace especial. Quizás sea que sus 900 habitantes no han querido hacer de él un pueblo de postal.

O que el Patio de Armas de su castillo tenga una forma que a alguien hace muchos años se le ocurriera utilizarlo como coso para las touradas.

O que las vistas desde lo alto permitan ver la extensión del embalse de Alqueva.

O que los turistas prefieran las playas del Algarve y nos permitan disfrutar de este lugar en soledad (y en silencio).

Tras recorrer cada recodo, hemos bajado a la playa. Pero a la playa fluvial de Monsaraz, que forma parte del Embalse de Alqueva. En 2002 se inauguró este embalse que pasa por se el lago artificial más grande toda Europa. Solo su litoral es mayor que la costa que va desde Oporto hasta el Algarve. Aunque también se adentra en Badajoz, es en el Alentejo donde ha cambiado el ritmo de vida de estas pequeñas poblaciones que lo rodean. Navegación, pesca, baño... todas estas actividades se pueden hacer aquí. Sobre todo en algunas zonas que de manera muy inteligente han sabido rentabilizar. Aquí, en la praia fluvial de Monsaraz hemos comido con vistas al pueblo en lo alto, hemos descansado, tomado el sol, nos hemos bañado... qué paz y relax (incluso con las ovejas al lado!)

Esto son vacaciones y, aunque a alguno le pueda sonar raro, hemos descartado visitar un par de pueblos más que teníamos en la guía, para disfrutar de este entorno tan maravilloso, que forman las aguas del Guadiana.

La construcción de este embalse no solo se hizo para tener una reserva de agua segura, sino también para la generación de electricidad como hemos comprobado acercándonos a la presa. 

El día lo hemos terminado en la pequeña población de Serpa donde haremos noche pegaditos a su acueducto. Impresionante alojamiento!

Cristiana nos ha dado la bienvenida a este oasis y recomendado algún sitio para cenar. Hemos seguido una de sus sugerencias para degustar dos platos que estaban de rechupete (esto ha sonado muy de ‘yo también fui a EGB’, creo...) El primero ha sido una Feijoada con espinacas y peixes. Alubia blanca con espinacas y pescaditos de río. Y después, la especialidad de la casa, la tomatada. Tomate pelado y triturado sin pepitas, con cebolla, y mojado en ese pan que nos está quitando el sentido. Y acompañado con vitela grillada, o sea, carne de ternera a la parrilla. El lugar, es de esos que si no te lo han chivado... ni se te ocurre entrar. Los parroquianos cenando o tomando algo, viendo y comentando la película de la tele. Y el simpático camarero y dueño del local, cantando mientras te sirve los platos estrofas del cante alentejano, reconocido como patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO. 

Un paseo para bajar la cena y a dormir.

Seguiremos informando.