domingo, 17 de junio de 2018

Día #1: Portagem - Marvao - Castelo da Vide

Nos hemos despertado con el ruido de los pájaros y la luz del sol que se colaba por una rendija. El cielo totalmente despejado y una temperatura que invitaba a desayunar al aire libre, en el porche de nuestro apartamento. Los ingredientes en la nevera y el pan del día colgado de la puerta de entrada! Qué buena manera de empezar la jornada. 

Estamos dentro de lo que es el Parque Natural propiamente dicho, por lo que las carreteras son estrechas pero muy chulas para ir disfrutando del variado paisaje.

Primera parada, Portagem, que significa peaje. Y es que aquí había que pasar la Visa para poder atravesar el puente de piedra camino de ese pueblo que se divisa allá en lo alto.
Todo lo que queda de aquella época romana es la torre de control, el propio puente sobre el río Sever y la ermita al otro lado.
Ah, y otra cosa más.  La autopista de entonces, es decir, la antigua calzada romana, por la hemos decidido subir a la cima. Tres kilómetros de subida por una calzada en muy buen estado, rodeados de alcornoques que nos protegían del sol. En definitiva, una alternativa muy bonita y saludable, totalmente recomendable a subir en coche hasta las puertas de la muralla de Marvao



Así que en poco más de 30 minutos hemos llegado a la Puerta de Rodao , por donde hemos entrado y de repente hemos sido transportados a la Edad Media. Su posición estratégica lo hacen uno de los baluartes más difíciles de conquistar. Elevado a 950 metros de altura, se presenta con forma alargada, siguiendo la silueta de la montaña, en una adaptación perfecta al medio. 



El caserío intramuros, con callejuelas estrechas, alguna pequeña iglesia, casas encaladas en blanco con toques de color albero, granate, azul, etc. Todos los caminos llevan hacia el Castelo. Y desde todos los sitios, pequeños miradores desde donde disfrutar de las vistas del valle, del vuelo de los buitres leonados, etc.

Antes de adentrarnos en el castillo, unos coquetos jardines nos dan la bienvenida.


Una vez dentro, el aluvión de mosquitinas y  bichitos alados era un poco desagradable. Aún así, la visita merece la pena, por lo bien conservado-restaurado que están todas las dependencias: Torres del homenaje y de la bandera, patio de armas, cisterna, etc. Y las vístas!




Bajamos de nuevo entre calles, hasta la Plaza del pelourinho o de la picota, para emprender el camino de bajada por la calzada romana. El calor apretaba de lo lindo, andaremos por los 30° aproximadamente. Pero es que lo necesitamos tanto!





Ya en Portagem, atravesamos de nuevo el puente romano sobre el río Sever, que justo aquí se remansa por la pequeña presa que han construido con el objetivo de permitir el baño libre a cualquier persona.  Han creado estas piscinas fluviales gratuitas, con zonas verdes, baños, duchas, chiringuito... Qué mejor sitio para comer algo ligero, refrescarse un poco, y echar una pequeña siesta.


Tras un descanso reparador, hemos continuado el camino hasta otra de las poblaciones destacables del Alto Alentejo, Castelo de Vide. Nos ha sorprendido gratamente nada más llegar, por la vida que parecía emanar en la plaza principal del pueblo.





Lo que pasa es que tenemos que estar muy atentos a los horarios; ya que cualquier sitio que queramos visitar cierra a las 6. Y en Castelo de Vide hay dos cosas visitables: su castillo pero sobre todo su sinagoga. Èsta es una de las poblaciones donde se instalaron los judios que escapaban de la Santa Inquisición española. Judios que posteriormente tuvieron que hacer frente a la misma persecución portuguesa. Muchos se convirtieron y otros fueron ejecutados.


Además de la sinagoga, todas las calles de los alrededores, guardan pequeños detalles que ilustran ese pasado. 















Tras haber visitado el castillo de Marvao, hemos preferido recorrer las callejuelas del Burgo medieval que rodean al propio castillo, para disfrutar del entorno y de la propia vida de las gentes que habitan esta parte del pueblo.




Nos ha gustado mucho este pueblo, y de hecho el ambiente de la parte baja del mismo nos ha animado a volver mañana a cenar y disfrutar (o sufrir) del partido de España - Portugal !!!

De nuevo en la carretera a descubrir restos megaliticos. Esta región de Portugal presenta un gran cantidad de dólmenes, menhires, etc. Y cerca de donde estamos, nos encontramos con el más grande de la Península, el Menhir de Meada. Con algo más de 7,5 metros de altura en su parte visible, se encuentra en mitad de campo alentejano. Curiosa estructura.



Siguiente objetivo, y último del día es una estación de tren. No, no nos vamos a volver a casa todavía. Pero es que por aquí cerca se encuentra la estación de tren que era la última parada antes de adentrarse en España. Aquí se reunieron Franco y Salazar, cuentan... Pero más que por su historia, lo que destacan son sus andenes, con esa azulejeria portuguesa tan clásica.  Reconvertido en hostel, pensábamos que íbamos a poder cenar y de paso visitar sus instalaciones. Pero he aquí que solo funciona de mañana, y a las 6 han cerrado. Nuestro gozo en un pozo. 




Al menos, la jefa de estación ha ejercido durante un rato.

Para terminar el día, quedaba buscar una opción donde cenar, y como las distancias no son para nada grandes, hemos vuelto a Portagem para degustar nuestro primer bacalao del viaje. 



Seguiremos informando.

2 comentarios:

  1. Hola chicos, cómo me gustan estos pueblos que han mantenido y cuidado su legado.Preciosas fotos.
    Besitos

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  2. Susana! Como te "fortalecen" las vacaciones 😮 Has dejado abollado el menhir 😂😂😂

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