viernes, 22 de junio de 2018

Día #6: Évora - Estremoz- Vila Viçosa

Hemos de reconocer que esta ciudad nos está gustando. Está pensada para verla con calma, pasear arriba y abajo sus empedradas calles, pararse en cada detalle, en cada esquina, disfrutando de sus dulces (como el pao de rala que nos hemos comido a media mañana), etc.





Y en cada paso, cuando crees que has visto todo lo que había que ver, de repente, te encuentras con otra sorpresa más en el camino. Y eso es lo que hace que un lugar sea especial. Incluso parece que quería empezar a refrescar (ja, ja, ja) que Susana le ha estado echando un ojo a los capotes alentejanos!

Antes de que dieran las 12, hemos cogido el coche para recorrer de nuevo los alrededores. Hoy toca la Ruta Tons de Marmore. Pasamos del granito rosa a las tierras del mármol. Siempre entre canteras que cambian el paisaje. Un dato interesante: Portugal es el 2° mayor exportador mundial después de Italia (con su famoso mármol de Carrara).




3 pueblos forman esta ruta: Estremoz, Borba y Vila Viçosa. Nosotros hemos decidido prescindir de Borba y centrarnos en los otros dos. Empezamos por Estremoz ‘capital del mármol’ , de donde sale el 85% del mármol portugués. Aquí, todo su casco histórico está hecho de este material: aceras, adoquines, dinteles, fuentes... hasta las esquinas de las casas más humildes están hechas de este material pensado más para engalanar fachadas de catedrales o palacios o columnatas de templos.



Hemos empezado en la parte baja, con varios conventos, alguno acogiendo ahora dependencias municipales, la Plaza del Rossio y la del Pelourinho.





El calor nos ha acompañado en la ascensión hacia la zona alta, donde se encuentra el castillo, la iglesia de Santa Maria y la Capilla de Santa Isabel.




Destaca por encima de todo la Torre del Homenaje (que forma parte de una lujosa Posada) espectacular torre realizada en mármol blanco de 27 metros de altura.



Para nuestra sorpresa, entrando a la Pousada (donde no había nadie!) te dejan subir hasta arriba del todo, para poder disfrutar de cada detalle, así como de las vistas sobre el campo alentejano donde se dejan ver las canteras en las afueras. 







Una vez abajo, hemos cogido el ‘carro’ camino de Vila Viçosa. Esta población no solo destaca por el mármol, que también engalana todo, sino que sobre todo respira historia. No en vano, la visita al Palacio Ducal es algo obligado.



Perteneció a la Casa de Braganza, la más importante de todas las casas nobles portuguesas en cuanto a patrimonio y privilegios. Los duques de Braganza alcanzaron el trono de Portugal y fueron varios los reyes que se sucedieron en el trono hasta que en 1910 se instauró la República. Y este Palacio fue su residencia durante esos años.
La fachada de 110 metros de largo es de estilo muy clásica, toda ella de mármol, por supuesto.

Como toda esta zona de Portugal está ‘atestada de turistas’, la visita nos la han hecho para nosotros dos y en ‘portuñol’, bueno más en español que en portugués. Muy amena y con muchos detalles. No se podían sacar fotos, así que tan solo para haceros una idea de lo que hemos podido ver, hemos bajado estas fotos de internet. Como en casi todo Palacio, hemos podido ver las dependencias más públicas y los aposentos más privado. Destacaríamos la cocina, con un número de utensilios de cobre que impresiona.


Antes, habíamos visitado uno de los 2 conventos que rodean la Plaza del Palacio, que hoy acoge otra Pousada, la del llamado Hotel Marmoris. Destacan muchos detalles donde el mármol sigue siendo el principal protagonista, desde la recepción, hasta en los salones y por último en el claustro.






Aquí, otro detalle artístico, y es que en algunas de las capillas del claustro se conservan pinturas murales o frescos de los siglos XV y XVI.




Después de estas interesantes visitas hemos descansado en una terraza de la plaza de la República, rodeada de naranjos. También hemos comprado pan. Si, pan. Y es que el pan alentejano, con denominado de origen es una delicia (apunte gastronómico)





Otro detalle que nos ha llamado la atención son los Passos, pequeñas capillas con las estaciones del Vía Crucis, que se encuentran entre calles. Creemos recordar que por la zona de Badajoz también vimos este tipo de capillas.


De vuelta a Évora, paisaje de pueblos con castillos en todo lo alto, como éste de Evoramonte.

Última noche en Évora. Hemos dado un paseo entre calles y cenado disfrutando de las vistas y las estrellas desde la terraza del apartamento.


Seguiremos informando. 

2 comentarios:

  1. Que fotos más chulas, chicos!!!! Y que gustito me da ver esos pies tan morenitos

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  2. Hola chicos, precioso el reportaje de hoy, eso sí, la manicura de Susana me gusta más!!

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