lunes, 18 de junio de 2018

Día #4: Évora

Primer día sin coche. Hoy domingo, nos quedamos en Évora. Aprovechando al máximo las posibilidades del apartamento, para las comidas, las siestas (que los 36-37° han sido por momentos sofocantes), etc.
Hemos salido tarde, sin prisas, pero con ganas de disfrutar al máximo de esta preciosa ciudad de unos 55.000 habitantes. Famosa por su patrimonio tan bien conservado, por haber sido parada de Reyes y por su gastronomía y sus vinos. Pasear por sus calles totalmente empedradas, admirar el blanco de sus casas, e ir parando y entrando en algunos de los ‘must ‘ turísticos a los que hay que entrar. A eso hemos dedicado el día de hoy.

Empezando por la Plaza de Giraldo, su punto central. Con la Iglesia de San Antonio en un lateral y una fuente a la que llegaba el agua del acueducto en los viejos tiempos. El resto de aspectos a destacar, sus soportales, que nos permitían refugiarnos del sol abrasador, y sus terrazas.

Hemos continuado camino por una de sus calles más comerciales, la Rua 5 de Octubre. Destaca la cantidad de tiendas que venden cualquier objeto hecho con corcho. Y es que no nos extraña viendo la gran cantidad de alcornoques que llevamos viendo estos días. No en vano, Portugal es la mayor productora de corcho, el Alentejo es la region más importante y Évora, acaparando el 60% de la producción del país, su capital. Y es que además de por el repunte que está experimentando el uso del corcho para la industria viticultora, con la entrada de China, están apareciendo otros usos, como el de los terrenos deportivos artificiales.


A pocos metros, su catedral medieval nos ha sorprendido gratamente. Por todo su conjunto. Desconocíamos que además de poder visitar la propia Iglesia y su claustro...


... también íbamos a poder ascender a la terraza superior a admirar sus dos torres principales, sus vistas y otros detalles menores, pero igualmente bonitos. Toda una grata sorpresa!





Desde aquí, un corto paseo hasta el que seguro es el edificio más reconocible de Évora, el Templo de Diana, un templo romano en muy buen estado de conservación.




A su lado, la iglesia de Loios y el Palacio de Cadaval. La azulejeria de la primera era digna de verse.



Mientras que el Palacio,  nos ha permitido ver uno de sus patios interiores, donde se celebraban una exposición africana.

A la salida, la iglesia de Graca, que destaca sobretodo por su pórtico de columnas tosacanas y los cuatro gigantes de piedra en la parte posterior. Aunque lo que más nos ha gustado para la foto es el súper coche de lujo que había aparcado en la puerta, muy típico de esta zona de Portugal.

Siguiente parada, la tétrica Capilla de los Huesos (Capela dos Ossos). Se encuentra anexa a la Iglesia de San Francisco, de estilo gótico manuelino y que esconde en su interior una pequeña joya en forma de capilla (se trata de la Capilla de la Orden Tercera de San Francisco.

Pero vamos a lo que vamos: la Capilla de las calaveras, las tibias y demás huesos. Los monjes decidieron hacernos recordar a los humanos, lo efímero de nuestra existencia, y para ello se les ocurrió montar esta capillita de decoración bastante tétrica, no creéis?





A la tarde, tras una siesta más que reparadora, y cuando el sol empezaba a dejar de verse, hemos salido a pasear por los alrededores del Acueducto da Agua de Prata. Tiene la particularidad que en la zona intramuros, sus arcos están ‘rellenos ‘ de casas, bares, garajes, etc. Es muy curioso ver cómo todo el conjunto está perfectamente integrado. 






Y con este corto paseo, hemos vuelto a la terraza de nuestro apartamento, situado en medio del antiguo barrio judío, donde hemos cenado y disfrutado de nuevo del impresionante cielo alentejano, del que ya os hablaremos en otro episodio de este viaje.


Seguiremos informando.

1 comentario:

  1. Hola chicos,
    Preciosa Evora, gracias por recordármela y que suerte poder visitar los tejados de la catedral!!
    Besitos

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