lunes, 2 de julio de 2018

Día #16: Lisboa II

Tras el desayuno en el apartamento, hemos bajado a la parada inicial del mítico tranvía #28, el más turístico de Lisboa. Justo tiene su salida en la Plaza Martim Moniz donde estamos alojados. No eran ni las 9.30 y la cola empezaba a crecer. Pero bueno, es lo que tiene.

Nuestro objetivo, no es solo montarnos en él, y disfrutar de sus subidas y bajadas imposibles entre las calles de los diferentes barrios lisboetas, que también. Lo queremos utilizar como medio de transporte para el comienzo de nuestro paseo de hoy en Campo de Ourique, donde termina su recorrido.

Como decíamos ayer, no es la primera vez que estamos en Lisboa, lo que nos permite disfrutar de otras experiencias, otros detalles, otros barrios... Así que empezamos el recorrido en Campo de Ourique, zona eminentemente residencial y muy, muy tranquila. Aquí no hay turistas, tan solo gente de barrio, compartiendo charlas mientras toman un café, o jugando a las cartas en el parque.



Hace poco han restaurado su mercado, con el objetivo de darle un empuje a los comercios y a la zona. Y la verdad es que tiene su encanto. Y, por supuesto: 'Hay caracois'



Desde aquí, hemos continuado caminando a ritmo muy pausado hasta el Jardin da Estrella, con la Basílica tan fotografiada justo enfrente de una de sus entradas. Este parque es uno de los pulmones de Lisboa.






Nos adentramos ahora en el barrio de Príncipe Real. Hay que reconocer que no es fácil diferenciar los límites entre barrios. Nos ocurría ayer con la Mouraria y Alfama. Y nos vuelve a suceder hoy con Campo de Ourique, Estrella y Príncipe Real.



Príncipe Real es el barrio del lujo. Sus palacios reconvertidos en atractivos centros comerciales, con tiendas de diseño y restaurantes de autor. Así, por ejemplo, en un antiguo palacio está Embaixada LX.









Hemos aprovechado para comer en un restaurante del que llevábamos referencias. Y no solo por su comida, sino también por su relajado ambiente. Y no nos ha defraudado. En Prego da Peixaría hemos disfrutado de unas hamburguesas especiales, una de ternera con queso azul de las Azores; y otra de salmón y choco, con pan negro. Todo ello acompañado de una ración de 'patata dulce'. Muy rico, muy bien presentado, servicio excelente, entorno relajado... qué más se puede pedir!



Y casi en la puerta de al lado, 'el sitio' para degustar un café y sobre todo, un chocolate super delicioso. Bettina & Niccolò Corallo. El chocolate que viene del cielo, dicen. Bueno, en realidad no viene del cielo, pero sí de la plantación de familia localizada en Santo Tomé. Con el café (muy bien servido y rico en aromas) te obsequian con un trocito de algunos de sus chocolates, a elegir. Y todo por 1€!!! Nosotros nos hemos decantado por el de alto % de cacao (creo recordar que entre un 75 y un 85) y sabor naranja uno y ginger el otro. Una pasada de explosión de sabores en boca que ha durado un buen rato después de haber terminado el último trozo.


Como otros barrios, éste también tiene su placita o jardín central. Aquí destaca este espectacular cedro que da muuuuucha sombra (aunque el día hoy no esté tan despejado)

Y casi sin darse uno cuenta, entramos ya en zona conocida. Barrio Alto, lugar repleto de locales donde comer, tomarte una copa, ver fado en vivo, etc. También el barrio donde se encuentran varias iglesias (como la de San Roque) y el Mirador de San Pedro de Alcántara con el Elevador de Gloria.





Demasiado ruido y demasiada gente. Venimos de un Alentejo solitario y tranquilo, y estas masas de turistas nos están perturbando nuestra paz interior. Es lo que tienen estas capitales.

Entramos en Chiado por la Plaza Luis de Camoes.
Barrio de teatros y librerías antiguas, de históricos, cafés, pero también de tiendas de todo tipo (franquicias internacionales y tiendas locales). Hoy el tiempo está un pelín revuelto, e incluso la lluvia ha hecho acto de presencia.



Así que lo mejor era parar un rato en uno de esos escondidos cafés, para tomar algo y seguir degustando esos pasteis de nata que tanto nos gustan (empezaremos la dieta a la vuelta, prometido)

Y así, entre una lluvia fina que iba y venía, hemos seguido nuestro paseo por el Chiado para descender hasta la Baixa, la parte baja y llana de la ciudad, camino de nuestro alojamiento.

Seguiremos informando.

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